El día 5 de junio es el día mundial del medio ambiente dada la situación que estamos pasando de pandemia por el COVID convendría hacer una reflexión cómo está afectando esta situación también al medio ambiente.
Antes de que una epidemia trastocara casi todos los aspectos de nuestra vida en la Tierra, la humanidad tenía un problema con el plástico. Uno gigantesco y del que habíamos hablado en multitud de ocasiones. Hemos producido más de 8.000 millones de toneladas durante el último medio siglo, de los cuales sólo hemos sido capaces de reciclar el 9%. El problema había ganado tracción pública. No tanto en los puntos de reciclaje domésticos sino a nivel mediático: cada vez más empresas e instituciones se quitaban del material.
Hasta que llegó el coronavirus y nuestras prioridades cambiamos.
Se adjuntan algunos datos para tener una idea del orden de magnitud del problema actual y que seguirá aumentando si no se toman medidas para revertir la situación:
A nivel mundial:
- La humanidad ya utiliza 3.000.000 de mascarillas al minuto. Y no recicla casi ninguna
- Unos 129.000 millones de mascarillas se agregan cada mes a la contaminación.
- Durante los primeros 6 meses de la pandemia unos 7 millones de toneladas de plástico van a los océanos, vertiéndose sólo en el mar Mediterráneo unas 300.000 toneladas.
- La industria produce hoy en torno a 450 millones de mascarillas diarias.
A nivel nacional:
- Se usan mensualmente unos 600 millones de mascarillas.
- Unos 6 millones de mascarillas usadas acaban en el mar cada mes.
- En los 6 primeros meses de la pandemia se adquirieron 659 millones de mascarillas quirúrgicas, lo que supone más de 1.300 toneladas de materiales plásticos depositados en vertederos, quemados en incineradoras o arrojados directamente al medioambiente.
Esto representa un riesgo para la salud pública, ya que los desechos son un vector del virus SARS-CoV-2, que sobrevive hasta 3 días en los plásticos, y también hay grandes impactos en los ecosistemas y organismos.
Mientras reciclamos el 25% de los residuos de recogidas selectivas (envases, papel, vidrio, …), apenas tenemos éxito con los nuevos residuos (mascarillas guantes desechables, …), ante la inexistencia de protocolos.
Separar lo orgánico del plástico y del cartón requirió de años de campañas y concienciación pública. Sin embargo, cuando contemplamos una mascarilla no pensamos en su reciclaje, por lo que muchas terminan en los cubos orgánicos. Cambiar nuestros hábitos es una tarea que requiere de tiempo, esfuerzo y atención. Algo de lo que no disponemos ahora.
Resulta irónico que un año después de que la UE prohibiera los plásticos de un solo uso la humanidad dependiera tanto de los plásticos de un solo uso, como las mascarillas. En un tiempo en el que la batalla se encaminaba hacia la eliminación de los globos, las pajitas de plástico, los botes de champú o las bolsas llegó el coronavirus. Y arrasó con todo.
Existe la necesidad de evaluar alternativas que permitan la reducción del impacto de los equipos de protección personal (EPP) y refuercen la conciencia sobre el uso y la eliminación adecuados por parte del público. Finalmente, se requerirá una evaluación de la contaminación y los impactos de los plásticos provocados por la pandemia una vez que finalice el brote.